Como profesional de la salud especializado en obesidad y sobrepeso, entiendo la importancia de monitorear el peso corporal como parte integral de un estilo de vida saludable. El Índice de Masa Corporal (IMC) es una herramienta sencilla y eficaz que utilizo frecuentemente para evaluar si el peso de una persona está dentro de un rango saludable. A lo largo de mi carrera, he guiado a muchos pacientes en la interpretación y el manejo de su IMC, permitiéndoles alcanzar un mejor bienestar general.
En este artículo, te guiaré paso a paso para calcular tu IMC de manera precisa, comprender su significado y aplicar medidas prácticas para mejorarlo si es necesario. Saber cómo calcular tu IMC es el primer paso para tomar control de tu salud y prevenir problemas relacionados con el peso.

¿Qué es el IMC y por qué es importante?
El Índice de Masa Corporal (IMC) es un indicador que relaciona el peso y la altura de una persona para determinar si su peso está dentro de un rango saludable. Se expresa como un valor numérico que clasifica a las personas en categorías como bajo peso, peso normal, sobrepeso y obesidad.
Este indicador es importante porque permite identificar riesgos potenciales para la salud asociados con el peso corporal. Un IMC elevado puede estar relacionado con enfermedades como la diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares. Por otro lado, un IMC demasiado bajo puede indicar desnutrición o problemas de salud subyacentes. Por ello, conocer y entender tu IMC es fundamental para mantener un bienestar óptimo.

¿Cómo se calcula?
Calcular el IMC es un proceso sencillo que requiere conocer tu peso y tu altura. A continuación, te detallo el procedimiento paso a paso para que puedas hacerlo con facilidad.
Paso 1: Conoce tu peso
El primer paso para calcular tu IMC es medir tu peso actual. Es importante hacerlo de manera precisa para obtener un resultado confiable. Lo ideal es pesarse por la mañana, después de ir al baño y antes de desayunar. Utiliza una báscula calibrada y asegúrate de estar descalzo y con la menor ropa posible.
Si prefieres, puedes anotar tu peso en kilogramos, que es la medida estándar para el cálculo del IMC. Si tu báscula muestra el peso en libras, divide esa cifra entre 2.205 para convertirla a kilogramos.
Paso 2: Conoce tu altura
La altura es el segundo factor clave para calcular el IMC. Mídete descalzo y de pie, asegurándote de estar derecho y con la cabeza en posición neutral. Utiliza un estadiómetro o una cinta métrica colocada contra una pared recta.
Anota tu altura en metros. Si la tienes en centímetros, divide la cifra entre 100 para obtener la medida en metros. Por ejemplo, si mides 170 cm, tu altura en metros será 1.70.
Paso 3: Calcula tu IMC
Una vez que tengas tu peso y tu altura, aplica la siguiente fórmula:
IMC = Peso (kg) / [Altura (m) x Altura (m)]
Por ejemplo, si pesas 70 kg y mides 1.75 m, el cálculo sería:
IMC = 70 / (1.75 x 1.75) = 22.86
Este valor te ubicará dentro de una categoría específica según las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Paso 4: Interpreta tu IMC
Una vez que obtengas tu resultado, es importante saber qué significa. La clasificación según la OMS es la siguiente:
- Bajo peso: IMC menor de 18.5
- Peso normal: IMC entre 18.5 y 24.9
- Sobrepeso: IMC entre 25 y 29.9
- Obesidad: IMC de 30 o más
Si tu IMC está dentro del rango de peso normal, significa que estás en un rango saludable. Un IMC elevado puede indicar un mayor riesgo de enfermedades crónicas, mientras que un IMC bajo puede ser señal de desnutrición o problemas médicos.

Medidas y consejos para mejorar tu IMC
Si tu IMC no está en el rango deseado, no te preocupes. Existen medidas prácticas que puedes adoptar para mejorarlo y alcanzar un peso saludable.
Cambia tu dieta
Una alimentación equilibrada es clave para alcanzar un IMC saludable. Prioriza alimentos ricos en nutrientes, como frutas, verduras, proteínas magras, granos integrales y grasas saludables. Evita los alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares y grasas trans.
Controlar las porciones también es importante. Comer conscientemente, respetando las señales de hambre y saciedad de tu cuerpo, puede ayudarte a mantener un equilibrio calórico adecuado.

Haz ejercicio regularmente
La actividad física no solo ayuda a controlar el peso, sino que también mejora la salud cardiovascular y el bienestar general. Intenta realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio intenso a la semana, como recomienda la OMS.
Incorporar actividades como caminar, nadar, montar en bicicleta o practicar yoga puede hacer una gran diferencia. Lo importante es encontrar una actividad que disfrutes y puedas mantener a largo plazo.

Reduce el estrés
El estrés crónico puede afectar el equilibrio hormonal y contribuir al aumento de peso. Cuando estamos estresados, el cuerpo libera cortisol, una hormona que puede aumentar el apetito y favorecer la acumulación de grasa abdominal.
Practicar técnicas de relajación, como la meditación, la respiración profunda o el mindfulness, puede ayudarte a reducir el estrés y mejorar tu salud general.

Duerme lo suficiente
El sueño adecuado es fundamental para mantener un peso saludable. La falta de sueño puede afectar las hormonas que regulan el hambre, aumentando el apetito y favoreciendo la ingesta excesiva de calorías.
Intenta dormir entre 7 y 9 horas por noche, manteniendo un horario regular y creando un ambiente propicio para el descanso, como un dormitorio oscuro y fresco.

Busca ayuda profesional
Si te resulta difícil mejorar tu IMC por tu cuenta, considera buscar el apoyo de un profesional de la salud. Un nutricionista, endocrinólogo o médico especializado en control de peso puede ofrecerte un plan personalizado y orientación basada en tus necesidades específicas.
La intervención temprana y el acompañamiento profesional pueden marcar una gran diferencia en tu camino hacia un peso saludable y un mejor bienestar general. En nuestra Clínica contamos con procedimientos endobariátricos que te pueden ayudar a bajar de peso, conoce más acerca de estos procedimientos.}

Conclusión
Calcular tu IMC es un paso esencial para comprender tu estado de salud y tomar decisiones informadas sobre tu bienestar. Aunque el IMC no es el único indicador de salud, proporciona una referencia útil para identificar riesgos potenciales y guiarte hacia hábitos más saludables.
Recuerda que cada cuerpo es único y que alcanzar un IMC saludable no solo se trata de estética, sino de promover tu bienestar general y prevenir enfermedades. Si tu IMC no está en el rango deseado, no te desanimes. Con cambios graduales en la dieta, la actividad física y el estilo de vida, es posible alcanzar y mantener un peso saludable.
Si necesitas orientación adicional, no dudes en buscar la ayuda de un profesional de la salud. Juntos, podemos trabajar para mejorar tu calidad de vida y alcanzar tus objetivos de bienestar.